EL EGO EN 8 HISTORIAS PARA SER CONTADAS
La mayoría de nosotros desconocemos nuestra auténtica identidad. Nos acomodamos identificándonos con nuestro cuerpo, con nuestra mente y muchos hacemos en ego mas grande y extendido pues nos identificamos con nuestras posesiones y pertenencias.
Esto es muy cierto nos identificamos con nuestro cuerpo al grado de mirarnos a un espejo y creer que somos aquel que se refleja… también nos identificamos con el carro, la casa, el títulos, o el el nombre, y por supuesto nos identificamos también con nuestra nacionalidad, religión, partido político, o con nuestros conocimientos, actividades, en fin nos identificamos y creemos ser todo aquello que e adquirido, externo, ajeno…
Y no somos nada de eso, y lo peor que no solo nos identificamos con lo que no somos el ego, sino que caemos bajo su influjo de separatividad y sentimientos de importancia y uno poder todavía el de tener razón.
A nuestro ego nos gusta ser el mejor y destacar de los demás. Mientras tanto vivimos de espaldas a lo que somos de verdad y nunca somos lo que en verdad somos EL SER o SER ESENCIAL.
En esta oportunidad no voy a hablar del ego conceptualmente pues sino a través de historias… pero antes de entrar de lleno a las historias les cuento a los nuevos amigos que entran ami canal que tengo un vídeo dividido en 4 partes llamado COMO ELIMINAR EL EGO y a propósito de este título … Alguien muy exaltado me escribió diciendo usted esta hablando tonterías el ego no es un enemigo, es un amigo…
Y es verdad, el ego es un amigo o se convierte en amigo en un momento determinado después andar los caminos…Y luego más adelante… llegas a descubrir una verdad aún mayor … te vas dando cuenta que el el ego NO Existe, que es sólo ausencia de Consciencia..
Pero las enseñanzas o qué se les dice a cada alumno, depende de su grado de desarrollo y de las según las necesidades de cada quien.
Y cómo medir o descubrir nuestro nivel de ego o es fácil “Todo lo que hace falta para descubrir al ‘ego’ es una palabra de adulación o alabanza o una palabra de desaprobación o de crítica”. Y allí salta. ¿Así de simple…?… así de simple…
¿Cómo vas tu en ese aspecto? Como reaccionas ante la adulación o el insulto?
Lo que es para mi, por ejemplo, me es muy útil lo que me escriben comentando los vídeos y cds de youtube… puedo ver allí a mi ego allí dispuesto a relamerse los labios cuando le dicen gran maestro o cosas parecidas y lo veo en cambio morderse los labios cuando dicen por ejemplo que estupideces habla este cretino ….
Es un buen ejercicio para mi… para mantenerme alerta… Aunque Felizmente voy teniendo claro que yo no soy el que come los frutos dulces de la alabanza ni el que come los frutos amargos del insulto… mas bien mi esfuerzo honesto está centrado en SER el que mira desapegado… Esta hermosa enseñanza del Mundaka Upanishad nos ilustra:
“Como dos aves doradas posadas en el mismo árbol, el ego y el yo, íntimos amigos, viven en el mismo cuerpo. El primero come los frutos dulces y amargos del árbol de la vida., mientras que el segundo observa con indiferencia”
Comienzo esta saga de historias acerca del ego y del despertar enseñadas y transmitidas por la filosofía perenne o sabiduría eterna.
Comenzaré estos relatos con la historia del Eremita astuto.
1. Eremita astuto
Un cuento clásico Hindú:
Hace algún tiempo existió un eremita muy peculiar. Sus cabellos eran blancos como la espuma y su rostro aparecía surcado con esas profundas arrugas que delatan más de un siglo de vida. Sin embargo, su mente continuaba sagaz y despierta, y su cuerpo flexible como un lirio. A costa de someterse a toda suerte de disciplinas y austeridades, había obtenido un asombroso dominio sobre sus facultades y desarrollado portentosos poderes psíquicos. Pese a todo, aún no había logrado debilitar su arrogante ego.
Cierto día, Yama, el Señor de la Muerte, envió a uno de sus emisarios para que atrapase al eremita y lo condujese a su reino. El ermitaño, con su desarrollado poder clarividente y consciente de que la Muerte no era clemente con nadie, intuyó las intenciones de su emisario y, experto en el arte de la ubicuidad, proyectó treinta y nueve formas idénticas a la suya. Cuando el enviado de la parca llegó, contempló, estupefacto, cuarenta cuerpos iguales y, como le fue imposible detectar el cuerpo verdadero, no pudo apresar al sagaz eremita y llevárselo consigo.
El emisario de la muerte regresó junto a Yama, su señor, y le expuso lo acontecido con una gran sensación de fracaso. El poderoso Señor de la Muerte se quedó pensativo durante unos instantes. Acercó sus labios al oído de su mensajero y le dio algunas instrucciones de gran precisión. Una sonrisa asomó por el rostro, siempre circunspecto, del ayudante de la Muerte, que presto se puso en marcha hacia donde habitaba el eremita. De nuevo, éste, con su tercer ojo altamente desarrollado y perceptivo, intuyó que se aproximaba el mandado de la parca. En unos instantes, reprodujo el truco anterior y recreó treinta y nueve formas exactas a la suya. El emisario de la muerte se encontró con cuarenta cuerpos idénticos. Siguiendo las instrucciones de Yama, su señor, exclamó:
—Muy bien, pero que muy bien. ¡Qué gran proeza!— Y tras un breve silencio, agregó:—aunque… sin duda, has cometido un pequeño fallo. Entonces el ermitaño, herido en su orgullo, se apresuró a preguntar:
—¿Y cuál es ese error?
Así fue como el mensajero del Señor de la Muerte pudo atrapar el cuerpo real del eremita y conducirlo sin demora a las tenebrosas moradas de la muerte.
Los videntes de los tiempos de los Upanishads dirán entonces el ego es el camino que conduce a la ilusión, a la irealidad, al sufrimiento, a la muerte… Porque los regidos por el ego… son los muertos que suelen enterra a sus muertos.
Pero no nos excluyamos… ni cantemos victoria antes de tiempo, … mientras no hayamos superado las alabanza y las críticas, ni las adulación ni insultos… será que todavía nos falta seguir trabajando en este fatigoso samsara.
2. Un don nadie– capacitación de un cuento Sufi
En cierta ocasión pasaba la carroza real con los reyes y el joven príncipe. Pasaron ante un sabio ermitaño de pobre apariencia, y el joven príncipe preguntó: ¿Quién este hombre padre mio? … el padre digo en voz alta y clara es un don nadie… hijo mio.
Meses después en la corte real tuvo lugar un fastuoso banquete. Todo se había dispuesto de tal manera que cada persona se sentaba a la mesa de acuerdo con su rango. Todavía no había llegado el monarca al banquete, cuando apareció el ermitaño muy pobremente vestido y al que todos tomaron por un pordiosero.
Sin vacilar un instante, el ermitaño se sentó en el lugar de mayor importancia. Este insólito comportamiento indignó al primer ministro, quien, ásperamente, le preguntó:
– ¿Acaso eres un visir?
– Mi rango es superior al de visir -repuso el ermitaño.
– ¿Acaso eres un primer ministro?
– Mi rango es superior al de primer ministro.
Enfurecido, el primer ministro inquirió:
– ¿Acaso eres el mismo rey?
– Mi rango es superior al del rey.
– ¿Acaso eres Dios? -preguntó mordazmente el primer ministro.
– Mi rango es superior al de Dios. Fuera de sí, el primer ministro vociferó:
– ¡Nadie es superior a Dios!
Y el ermitaño dijo con mucha calma:
– Ahora sabes mi identidad. Esa Nadie soy yo.
3. Ego cristiano… una bella historia del sacerdote Hindú Antony de Mello
Una vez visitó un cristiano a un maestro Zen y le dijo:
– Permítete que te lea algunas frases del Sermón de la Montaña.
– Las escucharé con mucho gusto, – replicó el maestro.
El cristiano leyó unas cuantas frases y se le quedó mirando.
El maestro sonrió y dijo:
– Quienquiera que fuese el que dijo esas palabras, ciertamente fue un hombre iluminado.
Esto agradó al cristiano, que siguió leyendo.
El maestro le interrumpió y le dijo:
– Al hombre que pronunció esas palabras podría realmente llamársele Salvador de la humanidad.
El cristiano estaba entusiasmado y siguió leyendo hasta el final.
Entonces dijo el maestro:
– Ese sermón fue pronunciado por un hombre que irradiaba divinidad.
La alegría del cristiano no tenía límites. Se marchó decidido a regresar otro día y convencer al maestro Zen de que debería hacerse cristiano. Al regresar a su casa, se encontró con Cristo, que estaba sentado junto al camino.
– ¡Señor, – le dijo entusiasmado
– He conseguido que aquel hombre confiese que eres divino!
Jesús se sonrió y dijo:
– ¿Y qué has conseguido sino hacer que se hinche tu ‘ego’ cristiano?
Antes de continuar con las historias quisiera compartir este bello texto del amado Bawan Sree Rajnesh OSHO… acerca de como se forma el ego en los niños del libro TAO EL PUENTE DORADO…
4. El ego comienza a crecer a medida que el niño crece
“El ego no existe en ninguna otra parte excepto en los seres humanos, y el ego comienza a crecer a medida que el niño crece. Los padres, la escuela, los colegios, la universidad, todos ellos ayudan a fortalecer el ego por la simple razón que durante siglos el hombre tuvo que luchar para sobrevivir y la idea se ha convertido en una fijación, un profundo condicionamiento inconsciente, al cual sólo los egos fuertes pueden sobrevivir en la lucha por la vida. La vida se ha convertido sólo en una lucha por sobrevivir. Y los científicos lo han hecho incluso más convincente con la teoría de la supervivencia del más apto. Por lo que ayudamos a cada niño a volverse más y más fuerte en el ego, y es ahí donde el problema surge.
En cuanto el ego se hace fuerte comienza a rodear la inteligencia como una capa espesa de oscuridad. Inteligencia es luz, ego es oscuridad. La inteligencia es muy delicada, el ego es muy duro. La inteligencia es como una rosa, el ego es como una roca. Y si tú quieres sobrevivir, ellos dicen – los así llamados conocedores – entonces tú te tienes que volver como una roca, tienes que ser fuerte, invulnerable. Tienes que convertirte en una ciudadela, una ciudadela cerrada, para que no puedas ser atacado desde el exterior. Tienes que volverte impenetrable.
Pero entonces te conviertes en alguien cerrado. Después empiezas a morir en cuanto a tu inteligencia se refiere porque la inteligencia necesita el cielo abierto, el viento, el aire, el sol con el fin de crecer, expandirse, fluir. Para permanecer viva necesita fluir constantemente, si se estanca se convierte poco a poco en un fenómeno muerto”.
5. ¿Qué es el ego?
Había un gran rey que a pesar de su fama, poder, y riqueza, se consideraba a sí mismo como un humilde y devoto budista. Visitaba a menudo a su maestro preferido de Zen para estudiar bajo su instrucción, y parecían llevarse muy bien. El hecho de que era primer ministro no tenía, aparentemente, ningún efecto en su relación, la cual parecía ser simplemente una de un reverendo maestro y un respetuoso estudiante.
Un día, durante su usual visita, el primer ministro le preguntó al maestro:
– Su reverencia, según el Budismo ¿qué es el ego?
La cara del maestro se puso seria , y en un tono de voz muy despectivo e insultante, increpó a modo de respuesta:
– ¿Qué clase de pregunta estúpida es ésa?
Esta imprevista respuesta conmocionó tanto al primer ministro que llegó a enfadarse profundamente. Fruncio el ceño y se puso rojo de la rabia.
Entonces el maestro de Zen sonrió y dijo:
– Ésto, su excelencia, es el ego.
6. Dar lo que se tiene.
Un sabio llegó a la ciudad de Akbar, pero la gente no le dio mucha importancia. El sabio sólo consiguió reunir a unos pocos jóvenes, mientras el resto de los habitantes se reía de su trabajo.
Paseaba con su pequeño grupo de discípulos por la calle mayor, cuando un grupo de hombres y mujeres empezó a insultarlo. En lugar de fingir que no se daba cuenta, el sabio fue hacia ellos y los bendijo.
Al irse de allí, uno de sus discípulos comentó:
-Te dicen cosas horribles y les respondes con bellas palabras.
El sabio respondió:
-Cada uno de nosotros sólo puede ofrecer lo que tiene.
7. ¿Qué significa el ego?
He aquí la historia de un rey que estaba cansado de su rutina entre los vinos y las mujeres. De pronto se enteró que había llegado un sabio, acompañado de sus discípulos, a uno de los pueblos de su reino.
Tras haberse enterado de la noticia, el rey fue donde el sabio y le pidió ser iniciado. Frente al hecho los discípulos susurraron:
– ¡Cuidado con ese hombre! Es un hombre que nunca caminó sobre sus pies. Su palacio siempre estuvo cubierto de lujos y deleites; no conoce sino vinos y mujeres. ¿Hoy derrepente quiere ser como nosotros? ¿Quiere derrepente hoy abrazar nuestra vida ascética? ¡Lo más probable es que no aguantará!
Pero el sabio replicó:
– Por lo que sé este hombre será más fiel que ustedes; y si abraza nuestra vida ascética, no lo abandonará. Está harto de un extremo y ahora quiere pasar al otro.
Todos los díscípulos seguían planteando sus dudas viendo el pasado de aquel hombre. Mientras tanto, el maestro argumentó:
– Yo no dudo de este hombre. Este tipo de personas siempre van hacia los extremos. No os preocupéis.
Los discípulos replicaron:
– No creemos que sea capaz de caminr descalzo por las calles y mendigar su comida, o que pueda soportar las adversidades del tiempo.
El Maestro contestó:
– Será capaz de soportar mucho más que vosotros.
Ellos se rieron, pues vieron que el maestro estaba errado en esta ocasión.
El rey se unió al grupo y comenzaron a caminar. A partir de entonces, mientras los discípulos caminaban por el sendero, el rey se salía del camino para asentar sus pies sobre los espinos; si los otros se sentaban bajo la
sobra de un árbol, el rey permanecía parado en el sol. Mientras los discípulos se alimentaban una vez al día, el rey se alimentaba una vez cada dos días.
Pasaron seis meses, luego siete, ocho, el rey se volvió completamente marchito, esquelético, llagoso… Sus huesos comenzaron a notarse.
Viendo la situación, el maestro dijo sus discípulos:
– ¿Lo véis?
Los discípulos no podían dar crédito a lo que había sucedido, pues las intuiciones del maestro se habían cumplido.
Al final, el sabio concluyó argumentando:
– El Ego siempre elige uno u otro extremo. Jamás puede permanecer en el medio. Él era rey de reyes y ahora es el monje de los monjes. Fue un rey extraordinario y ahora es un monje extraordinario. Todos esquiváis los espinos y él parece buscarlos. ¡Será siempre el número uno, haga lo que haga!
Por tanto, tened en cuenta: ¡El ego siempre elige los extremos!
Por eso ello elije el camino medio, el justo medio.
8. Distinguir lo Bueno de lo Malo
Un panadero quería conocer a Uways y éste fue a su panadería disfrazado de mendigo. Cogió un pan y empezó a comérselo. El panadero lo golpeó y lo echó a la calle.
– ¡Loco!, le dijo un discípulo que llegaba. ¿No ves que acabas de echar al maestro, a quien querías conocer?
Arrepentido, el panadero salió a la calle y preguntó qué podía hacer para que lo perdonase. Uways le pidió que los invitase a comer a él y a sus discípulos.
El panadero los llevó a un restaurante excelente y pidió los platos más caros.
-Así distinguimos al hombre bueno del hombre malo, dijo Uways a sus discípulos en mitad de la comida. Este panadero es capaz de gastar 10 monedas de oro en un banquete porque soy célebre, pero no puede dar pan para que se alimente un mendigo hambriento.